Tu? No puedes!!

Escrito el 17/11/2021
Alejandra Bouchard

«¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él… Y no pudo hacer allí ningún milagro… Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos.» (Marcos 6:1-6)


El Señor Jesús regresa a su tierra de la infancia, Nazaret, una vez comenzado su Ministerio Público, y uno podría esperar que sus conocidos, vecinos, maestros, amigos, se pondrían muy contentos al ver que regresaba a su tierra para compartir con ellos un tiempo. 

Su propia gente, aquellos que tendrían que haberse sentido orgullosos y felices al ver que de ellos había salido este gran profeta, sanador y maestro de las escrituras; en lugar de correr, abrazarlo y con toda confianza pedirle que haga en ellos los milagros que necesitaban, se escandalizaron y murmuraban diciendo ¿no es este el carpintero?

El rechazo que Jesús tuvo por parte de la gente de Nazaret, no modificó su ministerio ni su propósito, los únicos perjudicados fueron los nazarenos ya que como dice el texto Jesús allí no pudo hacer milagros por la incredulidad de ellos.  Como dirían hoy los chicos: «ellos se la perdieron».

Alguna vez quisiste compartir con gente cercana a ti un sueño, una gran ambición que tienes en tu corazón para tu vida, algo que en el hoy parece totalmente un imposible, pero que sabes que de llegar a hacerse realidad, cambiaría tu vida para siempre?  Algo por lo cual estarías totalmente dispuesto a pagar el precio y comprometerte para que sea una realidad en tu vida?

Cuando lo que recibes al compartir algo tan íntimo, al abrir tu corazón, es un rotundo rechazo, un ¿Tu? ¡No puedes! la sensación puede resultar devastadora para ti.  Porque al compartir algo tan íntimo, te haces vulnerable y lo que esperas es confirmación, que quienes te conocen te digan: que bueno! ve tras eso! lo vas a logar!

Cuando eres adolescente o joven, semejante declaración puede hacer que abandones tus sueños, que digas: soy un tonto, no sé que me creí, tienen razón, los que me dicen que no puedo lo hacen por mi bien… y ahí te quedas en tu mediocridad cómoda, disfrutando de tu entorno que estará feliz que hayas recuperado la razón…

Varias veces en mi vida lidié con esa frase.  De joven como dije, me hizo abandonar mis sueños, luego en la medida que mi relación con Jesús comenzó a crecer, todo comenzó a cambiar.  Empecé a dejar esos sueños y hacerlos crecer en mi comunión con Dios.  Y para cuando los tenía que contar (siempre hay un punto en que tenemos que hacerlo), aunque mis ideas eran totalmente rechazadas, en mi interior crecía la confianza de saber que si Jesús lo había puesto en mi corazón, El me daría los medios y herramientas para que pudiera hacer esos sueños realidad.

Ya de grande, cuando de tanto en tanto oigo o intuyo un ¿Tu? ¡No puedes!, ya casi que me pongo expectantemente feliz, sabiendo que si el enemigo pone esa oposición es porque ya Dios está preparando un mejor camino por que tendré que caminar.

¿Será fácil? No, seguramente todo lo contrario. ¿Imposible? A ojos de los hombres ciertamente que sí, pero para Dios no existen los imposibles. ¿Requerirá mucho de mi? Todo y aún más, pero es allí donde Dios nos hace crecer, en fe, en convicción, en dependencia de El, todos los frutos del Espíritu Santo se ejercitarán en nuestra vida.  El resultado será que no solo lograrás hacer realidad tu sueño, sino que además habrás crecido y te habrás transformado en una nueva y mejorada versión de ti mismo.

No permitas que los ¿Tu? ¡no puedes! dicten tu futuro, sólo tienes que tener en tu corazón la aprobación de Jesús, y entonces sin dudarlo, podrás decir como lo hizo el apóstol Pablo  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).


Señor Jesús, dame el caracter que necesito para hacer que todos tus sueños para mi vida sean realidad. Te amo Jesús!