“Entonces dijo [Jesús]: —Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos.” Mateo 18:3
He oído enseñanzas sobre este versículo asociándolo a la capacidad de “creerlo todo” que tienen los niños.
Pero los pequeños tienen además la enorme capacidad de generar alegría aún en las peores situaciones, jugar aunque sea con una piedrecita, ser capaces de abstraerse por un minuto de la realidad y divertirse. ¡Para ellos la alegría es cosa seria!
Varias veces la palabra de Dios nos dice que estemos alegres:
“Alegraos siempre en el Señor. Insisto: ¡Alegraos!” Filipenses 4:4
“Pero que se alegren todos los que en ti se refugian; que canten alegres alabanzas por siempre.” Salmos 5:11
“Estén siempre alegres,” 1 Tesalonicenses 5
Imagino a alguno de ustedes diciéndome: -“ah, claro, si me van a pasar cosas malas y yo voy a ir con una sonrisa por la vida….”- y es comprensible, pero, ¿no es cierto también que muchas veces estamos quejosos, rezongones y oscuros, casi trágicos, sólo por costumbre?
Es como si al crecer fuéramos perdiendo esa capacidad de alegrarnos, y transformamos nuestra alegría en un estado de descontento, en el cual hacer las cosas de mala gana, responder mal, estar casi siempre al borde de la reacción (muchas veces desmedida), es lo que luego justificamos al decir que es así nuestro carácter.
Todos los tiempos de la humanidad han sido turbulentos a su modo, y las condiciones en las que se escribió la Biblia no fueron la excepción.
Sin embargo la Biblia nos enseña que independientemente de lo que estemos viviendo, si estamos firmemente tomados de la mano de Dios, podemos mantener una actitud de alegría esperanzadora en Jesús, aún a pesar de las circunstancias.
Creo que Proverbios 17:22 nos da la razón del porqué es necesario que preservemos la alegría:
“Gran remedio es el corazón alegre,
pero el ánimo decaído seca los huesos.”
¿Estás desesperanzado, decaído, y te parece que todas las personas con quienes te encuentras están de igual modo? Quizás sea tiempo que comiences a apropiarte de la palabra de Dios, ejerzas el dominio propio y te determines a estar alegre, a interactuar con los demás con una sonrisa, con una actitud de agradecimiento, de amabilidad,
Es posible que te sorprendas cuanto cambia tu alrededor cuando primero cambias tu modo de actuar y de ver las cosas.
Señor Jesús, dame el desarrollar un ánimo alegre, enséñame a ver las cosas como tu quieres que yo las vea, sabiendo que como mi Señor, estás en el completo control de mi vida y no hay nada que se escape de tu mirada. Te amo Jesús.