“En esa clase de amor no hay temor, porque el amor perfecto expulsa todo temor. Si tenemos miedo es por temor al castigo, y esto muestra que no hemos experimentado plenamente el perfecto amor de Dios”. 1 Juan 4:18
Todos experimentamos temor.
Hay un temor que es sano, porque nos alerta ante los peligros. Este desaparece una vez cumplido su propósito, no es una emoción invasiva, sino de protección.
Pero existe otro temor, invasivo, paralizante y totalmente dañino, que no proviene de Dios.
Esa preocupación que nos asalta de noche y no nos deja dormir, con imágenes tumultuosas donde podemos ver el peor de los futuros para nuestra vida, para la de nuestros amados, para nuestro futuro laboral o nuestra carrera profesional, para nuestra economía, nuestra salud y básicamente para cualquier cosa que nos importe en la vida.
Cuando se instala en nuestra mente y le permitimos que tome el control de nuestros pensamientos, hace que tomemos todo tipo de malas decisiones, que queramos tener todo bajo control, que no podamos confiar, y entonces no nos atrevemos a hacer prácticamente nada más que sobrevivir llenos de miedo, esperando que en cualquier momento llegue esa mala noticia.
Cuantas veces actuando bajo ese temor insistimos en estar en lugares o al lado de personas nocivas, solo por temor a la soledad, o de pensar que esa relación es lo que nos merecemos. Simulamos ser quienes en realidad no somos, solo por temor al rechazo.
No nos atrevemos a avanzar en la vida y justificamos nuestra falta de acción pensando que eso es lo que Dios quiere para nosotros. Conformismo.
Joyce Meyer define al temor como el maestro de los espíritus que el diablo utiliza para dominar nuestras vidas. Ese temor usa malos recuerdos de nuestro pasado o nuestra falta de experiencia en la vida y nos mantiene totalmente atados, literalmente sin posibilidad de cambio.
Cada vez que sientas esa sensación extraña en tu estómago, y en tu mente los problemas comiencen a hacerse cada vez más grandes e insolubles, será necesario que recapacites y comprendas que lo que estas experimentando es temor. Juan 8:32 dice: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Pídele al Espíritu Santo sabiduría para discernir la verdad. Tu eres hijo del Dios Todopoderoso. Por el perfecto amor que Dios tiene por ti, Cristo Jesús ha pagado precio de sangre por tu salvación y el diablo fue vencido eternamente en la cruz del Calvario.
Busca las promesas que Dios dejó para ti en su palabra y tómalas por fe para tu vida:
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes (aquí va tu nombre) —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11
El espíritu de temor no tendrá espacio ni en tu mente ni en tu corazón, si tu mente está llena de la palabra de Dios y tu corazón está confiado en Cristo Jesús.
Comienza esta semana caminando confiado no en tus fuerzas, sino en el eterno amor de Cristo Jesús para tu vida.
»La paz les dejo, mi paz les doy; yo no la doy como el mundo la da. No dejen que su corazón se turbe y tenga miedo”. Juan 14:27 (RVC)
“Señor Jesús, enséñame a llenar mi corazón con la paz que tu me das y a reprender el temor cuando este quiere entrar en mi mente. Bendice mi vida con tu Paz, y enséñame a caminar libre de todo temor. Te amo Jesús”.