“Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio”. 1Corintios 10:23 (NTV)
La declaración del NO es una de las más importantes que tienes que aprender a expresar. Ya que muestra tu autonomía como persona y otorga valor a tu dignidad.
Cuando dices SI, generas sentimientos y emociones positivas, de aceptación y agradecimiento por parte de quien te hizo la propuesta y te sientes que perteneces, que formas parte de algo, que eres bien estimado, por eso es frecuente que optes por dar un SI en lugar de un NO rotundo, ¿te ha pasado?
Pero, ¿es siempre conveniente decir SI? ¿Qué pasa cuando tienes que decir NO ante un mal hábito, o ante situaciones que aunque buenas, se anteponen a planes que ya tienes trazados?, como puede ser elegir entre una salida de amigos o estudiar para un final de tu carrera…. O ¿qué pasa cuando dices Si por quedar bien pero sabes que luego no concretarás tu compromiso? El no saber decir NO al primero que daña es a ti mismo o a tu reputación.
Jesús nos enseña en Mateo 5:37:
“Cuando ustedes digan «sí», que sea realmente sí; y, cuando digan «no», que sea no…”
Y en Santiago 5:12 leemos:
“… Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados”.
Hay sociedades enteras en las que sus integrantes tienen serias dificultades para pronunciar el NO. Piensan que no tienen derecho a negarse, que pueden lastimar al otro, o que su NO puede generarle alguna represalia.
Sin embargo, el NO claro, constituye un sano ejercicio de amor práctico hacia ti mismo y de respeto hacia los demás. Porque cuando decides decir NO, por muy buena, bien intencionada y tentadora que pueda ser la propuesta, significa que eso simplemente, no es bueno o conveniente para tus planes o para tu vida y tu conciencia te lo dice.
La declaración del no, también puede incluir una declaración de Basta! Es decir una negación a continuar con un proceso con el cual no estas de acuerdo. En esas situaciones, cuando te decides a decir NO, se dispararán emociones tanto en quién te hace la propuesta, como en tu interior, eso significa que puede haber consecuencias para las que tendrás que estar preparado de antemano.
El NO ejercido con criterio te abrirá o cerrará posibilidades y generará siempre nuevos contextos. Por eso, tienes que aprender a decir NO, cuando sea necesario, para que se inicie en tu vida, una nueva etapa.
Si bien en la mayoría de los casos es una cuestión que tienes que acordar en oración con el Señor Jesucristo, en otras ocasiones será necesario que busques ayuda pastoral, del liderazgo de tu iglesia o apoyo en oración de parte de amigos cristianos.
El enemigo es astuto y utilizará todos sus dardos para tentarte a decir que SI cuando sabes que tienes que decir NO. Te propongo que cuando leas la Biblia, busques en cada historia: ¿qué utilizó el diablo para tentar y cómo los hijos de Dios supieron decir NO y salir victoriosos? Te diría que no hay un solo gran líder en las escrituras que no haya tenido que entrenarse para sujetarse a Dios y saber cuando decir NO: José con la esposa de Potifar (Génesis 39: 1-20). Daniel y sus amigos frente a la comida del rey (Daniel 1:8). David negándose a matar a Saúl (1Samuel 24:6). Nehemías cuando rehúsa encerrarse en el templo (Nehemías 6: 9-11). Jesús cuando fue tentado por el diablo en el desierto (Mr. 1.12-13; Lc. 4.1-13; Mateo 4:1-11).
Cuando digas No, estarás declarando con tu boca una nueva realidad para tu vida. Desde la determinación más sencilla como puede ser la opción de no comer algo que consideras malo para tu salud, hasta la situación que más puede estar comprometiendo tu vida. Por eso es tan importante que tomes tiempo delante de Dios para meditar y aprender a ejercer este derecho que El te regaló, para que logres lo mejor en tu vida.
“Señor Jesús, enséñame y dame sabiduría para saber decir NO, cuando deba hacerlo. Te amo Jesús, amén”.
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